Niño y cambio climático (Shutterstock).
Si como yo eres de los que te creíste aquella máxima de que en el mundo había más mujeres que hombres, lo siento pero estás en un error. La media mundial para este año es de 107 niños varones nacidos por cada 100 niñas. Al contrario que los cocodrilos, que carecen de cromosomas sexuales y por tanto dependen de la temperatura de la nidada para determinar el sexo de las crías, los humanos nacemos de un sexo u otro por razones puramente aleatorias. Bien, al menos eso creíamos hasta ahora, cuando un reciente estudio realizado en Japón parece sugerir que las temperaturas (como en los cocodrilos) también tendrían algo que ver en la determinación del sexo, y que de hecho el cambio climático está alterando el ratio de nacimientos en favor de las mujeres.
El estudio, dirigido por el doctor Misao Fukuda del M & Health Institute en Ako, Japón se publicó el pasado 14 de septiembre en la revista Fertility and Sterility y sugiere que el cambio climático podría estar alterando el porcentaje de nacimiento entre hombres y mujeres a favor de las segundas, ya que los fetos masculinos parecen ser particularmente vulnerables a las variaciones térmicas.
Según el estudio, desde la década de 1970 y hasta ahora, las fluctuaciones de las temperaturas con respecto a la media se han vuelto más comunes en Japón, mientras que al mismo tiempo se ha ido produciendo un aumento en las muertes de fetos de sexo masculino, en relación con el número de muertes de fetos de sexo femenino. Conviene aclarar que para los investigadores, muerte fetal es todo aborto espontáneo (o natural) sucedido después de 12 semanas de embarazo.
Para elaborar el estudio se analizaron los datos de temperatura mensuales recogidos desde 1968 hasta 2012 por la Agencia Meteorológica de Japón. Estos datos se cruzaron con los de muertes fetales y número de niños nacidos durante ese tiempo, obtenidos tras consultar las estadísticas vitales de la base de datos del sistema sanitario estatal de Japón.
El estudio también examinó los dos últimos acontecimientos extremos ocurridos en Japón –un verano muy caliente en 2010 y un invierno muy frío en 2011. Durante el verano caliente – que fue el más cálido en el país desde 1898 – se produjo un aumento en el número de muertes fetales en septiembre de ese año, y nueve meses más tarde, hubo una disminución en la proporción de hombres y mujeres bebés nacidos en el país.
Un fenómeno similar ocurrió al año siguiente – durante un invierno muy frío en enero de 2011, hubo un aumento en las muertes fetales, y nueve meses más tarde, se produjo un descenso en el número de bebés varones nacidos en relación con los bebés nacidos de mujeres en ese país.
Tal y como escribieron los investigadores en su estudio, estos hallazgos sugieren que “las recientes fluctuaciones de temperatura en Japón parecen estar vinculadas al menor nacimiento de varones en relación al sexo femenino de los recién nacidos, en parte a través de un aumento de las muertes fetales varones”.
Pero prudencia, como siempre en estos temas, correlación no implica causalidad y por eso me cuido mucho de usar el término "sugiere" (y no "demuestra" o "prueba") en el titular de este post. De hecho, el estudio firmado por los nipones no explica en ningún momento la forma en que el calentamiento global puede estar afectando a los fetos masculinos en mayor grado que los femeninos.
En un artículo de Live Science se mencionan de hecho varios trabajos anteriores, realizados en países como Nueva Zelanda o Finlandia, en los que las conclusiones variaban con respecto al nipón (por ejemplo, encontraron esa correlación con la disminución de temperatura, pero no con el aumento). Si bien conviene recodar que en esos países las variaciones térmicas no son tan extremas como en Japón, donde los veranos son reálmente cálidos y los inviernos súmamente gélidos.
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