Beta Pictoris, una estrella naciente, nos permite estudiar cómo se forman los sistemas planetarios.
Representacion artistica de Beta Pictoris con su disco de acrecion lleno de cometas
Flavien Kiefer es un investigador del Instituto de Astrofísica de París que acaba de publicar en Nature un artículo detallando más de 500 cometas alrededor de una estrella joven. El científico está viviendo momentos muy especiales y afirma con una sonrisa: ¡Beta Pictoris es un objetivo emocionante!
Durante muchos años los exoplanetas se han convertido en el objetivo principal de la astronomía actual, sin embargo el avance de las tecnologías y los instrumentos de observación nos han posibilitado la detección de otros objetos celestes igualmente interesantes: los exocometas, cometas que orbitan alrededor de otras estrellas distintas al Sol.
Debéis tener en cuenta que muchas de las cosas que conocemos sobre nosotros o sobre nuestro planeta las hemos aprendido observando cuerpos similares en el Universo. Y Beta Pictoris es una oportunidad única.
Se trata de una estrella en formación, apenas tiene 20 millones de años de edad y que, tal y como debió ser nuestro Sol cuando nació, ha acumulado una gran cantidad de material a su alrededor en forma de disco protoplanetario. Con el tiempo la gravedad irá haciendo su trabajo y el polvo y el gas que la orbitan se convertirán en planetas.
Es el momento adecuado para estudiar cómo se forman los planetas y qué clase de cometas están a su alrededor.
Una estrella naciente como Beta Pictoris nos permite estudiar cómo se forman los sistemas planetarios
Además los científicos han conseguido agrupar los casi 500 exocometas detectados en Beta Pictoris en dos grandes grupos: Los más antiguos que ya han realizado varios pases alrededor de la estrella y otros cometas más jóvenes surgidos recientemente.
Pero, ¿cómo consiguen observar todos estos objetos tan lejanos?
Pues igual que ocurre con los exoplanetas, la clave está en observar los tránsitos que ocurren en la estrella. Durante más de 30 años numerosos grupos de astrónomos han estudiado la luz procedente de esta joven estrella y consideraban que algunas de las perturbaciones en la intensidad se debían al paso de cometas.
El nuevo estudio publicado en Nature es el fruto del trabajo de observación durante siete años (2003 a 2011) utilizando el instrumento HARPS instalado en el telescopio del Observatorio Europeo Austral (ESO) situado en las instalaciones de La Silla en Chile.
Durante todo este tiempo los científicos se han centrado en el estudio de 493 exocometas consiguiendo determinar incluso las distancias relativas así como las órbitas de todos y cada uno de estos cuerpos.
Tener un campo de estudio como Beta Pictoris es una suerte puesto que, al encontrarse en una situación similar a la de nuestra estrella cuando nació, podemos inferir cómo es la formación de un sistema solar.
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