Agencia EFE - Grandes olas sobre la costa llena de gente, durante la marea entrante, hoy en Saint Malo, Francia. EFE
París, 21 mar (EFE).- El Monte Saint-Michel, un imponente promontorio de granito en el centro de una bahía del noroeste francés, recibió hoy la llamada "marea del siglo", que elevó las aguas del Atlántico hasta dejar el pueblo medieval convertido en una isla sublime.
La marea creció el equivalente a un edificio de cuatro pisos de altura, con máximos anunciados de 14,6 metros, y ofreció una espectacular estampa de ese célebre enclave turístico.
Por primera vez en este milenio, sumergió completamente la pasarela que conecta la costa con el Monte Saint-Michel, clasificado como patrimonio de la humanidad por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde 1979.
Se trata de un fenómeno que se repite en ciclos de unos dieciocho años y que deja completamente rodeado de agua el pueblo, una península con falsa apariencia de islote coronada por una abadía situada a 170 metros por encima del nivel del mar.
La llamada "marea del siglo", que no regresará hasta marzo de 2033, responde a la inusual alineación del Sol y la Luna, cuyas masas atraen excepcionalmente las aguas en la misma dirección, funcionando como una suerte de imanes sobre los mares.
El punto álgido de la crecida estaba fijado a las 20.03 hora local del sábado (19.03 GMT), con un coeficiente de 119 en una escala de 120 puntos, según el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Marina (SHOM).
El espectáculo marino y geográfico atrajo a la región a decenas de miles de curiosos, que se acercaron en la hora señalada a disfrutar del baile de aguas marinas. Solo en la cercana Saint-Malo se contaron 20.000 personas, según la delegación del Gobierno.
La jornada dejó también una nota trágica con la muerte de dos hombres en el litoral cercano a Ile Grande y Rocher de Saint-Nicolas, aparentemente engullidos por las mareas en un día de poco viento y oleaje tranquilo.
"Esperaba una mar más brava, con olas de 14 metros, como nos habían dicho en la televisión", declaraba decepcionada al diario "Ouest-France" Joëlle, una vecina de Troyes que había recorrido más de 500 kilómetros para ver el mar.
Si durante todo este primer fin de semana de la primavera europea la pleamar resulta extraordinaria, no lo es menos la bajamar, que en solo seis horas deja sin agua planicies habitualmente sumergidas.
Además de contemplar el magnífico paisaje salpicado de improvisados islotes, se puede disfrutar de la "marea del siglo" recogiendo moluscos y crustáceos de la arena de las playas cercanas a esa joya arquitectónica de la Baja Normandía francesa.
Chirlas, gambas, navajas, mejillones, tortugas... y langostas, para los más afortunados, quedan a merced de una legión de aficionados a la pesca a pie, que patrullan la despejada costa perpetrados con guantes y botas de goma, cuchillos y cestas de pesca.
El fenómeno, que también dejó paisajes deslumbrantes en otros puntos de Normandía y Bretaña, es una importante fuente de ingresos para la región del Monte Sain-Michel, que cada año visitan más de tres millones de personas y solo aventajan en Francia la ciudad de París y el Palacio de Versailles.
La Oficina de Turismo de Pontorson, a diez kilómetros del Monte Saint-Michel, indicó a la cadena "France 3" que el fenómeno atrae a "una marea humana incluso más importante que la del Tour de Francia", que visitó el municipio en julio de 2014.
La "marea del siglo" no es más que el inicio de una temporada turística que se anuncia "excepcional", según analizó en el diario "Le Figaro" un portavoz de Odalys Vacances, el segundo mayor operador de residencias turísticas de Francia.
"Además de la 'marea del siglo' del 21 de marzo, habrá otras cuatro fechas en las que la marea será también excepcional: el 19 de abril, el 31 de agosto, el 29 de septiembre y el 28 de octubre", recuerda el especialista en turismo, que augura una mayoría de franceses, pero también una significativa afluencia de británicos, belgas y holandeses durante la temporada.
El asombroso espectáculo es también una excelente oportunidad para proyectar una idílica imagen exterior de Francia, uno de los ejes que quiere reforzar la diplomacia francesa, cada vez más implicada en desarrollar económicamente la marca del país.
Los ministros franceses de Exteriores y Defensa, Laurent Fabius y Jean-Yves Le Drian, respectivamente, invitaron a contemplar en vivo el espectáculo del Monte Saint-Michel a sus homólogos italianos, Paolo Gentiloni y Roberta Pinotti, aprovechando una reunión en la cercana Caen para tratar sobre Ucrania, Libia y la lucha antiterrorista.
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