Representación artística del polo sur de Encélado con sus géiseres y un corte de sus capas
Descubren actividad geotérmica en Encélado y un océano subsuperficial en Ganímedes
Las lunas heladas de Júpiter y Saturno ganan cada vez más interés astrobiológico
Los aficionados a la astrobiología (y por supuesto los científicos) vivimos tiempos apasionantes.Marte se está mostrando como un planeta fascinante para el estudio de hipotéticas formas de vida extintas, ya que parece ser que en el pasado se pareció mucho a nuestro planeta azul. Pero es que además, algunas de las lunas heladas de Júpiter y Saturno también están acaparando titulares. Esta semana por ejemplo se ha hablado de Encélado (luna de Saturno) que parece estar adelantando en interés científico a la mismísima Europa. Por otro lado Ganímedes (luna de Júpiter) también ha sido noticia porque la NASA ha confirmado que posee un océano bajo su superficie helada. El número de mundos con hipotéticos océanos de agua líquida subsuperficial no para de crecer. ¿Qué importancia podrían tener estos hallazgos para la especie humana?
Si somos inteligentes deberemos seguir el consejo de Stephen Hawking y expandirnos por la galaxia si pretendemos sobrevivir como especie. Y obviamente la conquista de la Vía Láctea habrá que asumirla de forma escalonada. Las primeras fases parecen claras, establecer colonias autosuficientes en Marte o en cualquier otro mundo susceptible de albergar vida, para lo cual la presencia de agua parece fundamental.
Para el siglo que viene, tal vez contemos con algún destacamento en las heladas lunas de nuestros gigantes gaseosos. Y entonces todo el conocimiento que estamos ganando ahora sobre sus posibles océanos subsuperficiales nos será de gran ayuda. El agua, aparte de ser el medio perfecto para buscar vida tal y como la conocemos en la Tierra, es imprescindible para la supervivencia de tanto los humanos como de sus cultivos. Además, el agua puede dividirse en sus dos componentes base para la utilización del oxígeno en los sistemas de soporte, y del hidrógeno como combustible en nuestras naves. Así pues, viajar a un mundo rico en agua líquida será doblemente ventajoso.
No obstante, la fiebre por buscar vida en las lunas de los gigantes gaseosos no se circunscribe a las lunas heladas. Recientemente, un equipo multidisciplinar de científicos incluso ha llegado a proponer a Titán como candidato a albergar formas de vida, aunque en ese caso hablaríamos decriaturas completamente distintas a las que conocemos. Lo dicho, corren tiempos fascinantes para la astrobiología.
Volvamos ahora con los descubrimientos que se han hecho públicos esta semana sobre Encélado y Ganímedes.
Los astrofísicos de la NASA que gestionan la sonda Cassini acaban de anunciar que Encélado, luna saturniana famosa por los géiseres situados en su polo sur, que lanzan hielo al espacio, podría poseer alguna actividad geológica en su interior. Esta fuente de calor, cuya naturaleza es desconocida por el momento (podría ser volcánica o radioactiva, por ejemplo) está provocando actividad hidrotermal, y esta es la primera vez que se detecta algo así fuera de la Tierra. En las profundidades de los océanos terrestres, los afloramientos hidrotermales suelen constituir oasis para la vida, como ya explicamos en este mismo blog.
Júpiter sobre su luna Ganímedes. Imagen de la NASA tomada el 9 de abril de 2007.
Lo bueno del descubrimiento es que en Encélado, al contrario que en Europa, acceder a tomar muestras del agua sería mucho más fácil, ya que ni siquiera haría falta perforar las capas de denso hielo, sino que bastaría con situarse cerca de los géiseres. Además, no tenemos constancia de que Europa posea actividad geotérmica en su hipotético océano subsuperficial, por lo que este descubrimiento hace que Encélado se sitúe como primer objetivo en la carrera para futuras misiones que busquen vida en nuestro sistema solar. Mi colega Daniel Marín desarrolla el descubrimiento mucho más a fondo en este artículo en su blog en Naukas.
En cuanto a Ganímedes, la mayor luna del Sistema Solar, la NASA acaba de confirmar - gracias a datos obtenidos con el mítico Telescopio Espacial Hubble - que este satélite también posee un gran océano de agua salada bajo su superficie helada. Esto hace que Ganímedes entre en el selecto club de cuerpos susceptibles de albergar vida oceánica al que ya pertenecen Encélado, Calisto, Europa y Mimas.
Al igual que la Tierra, Ganímedes posee un núcleo de hierro que genera un campo magnético, aunque en este caso se encuentra embebido en la gigantesca magnetosfera que envuelve a Júpiter. Estudiando los movimientos magnéticos que afectan a este fascinante mundo, con auroras boreales y australes que dejarían en ridículo a las de la Tierra, los científicos acaban de detectar la influencia de un océano conductor de electricidad subsuperficial, que contrarresta el tirón de la magnetosfera joviana.
Como vemos, las diversas agencias espaciales del planeta tendrán múltiples objetivos de interés en sus futuros programas de exploración. Esperemos que en alguno de ellos, llegado su momento, los humanos descubramos que nuestro planeta no es el único capaz de producir ambientes idóneos para la aparición de vida.
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