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miércoles, 8 de abril de 2015

LOS PROBLEMAS DE SALUD QUE SURGEN CUANDO PASAS MUCHO TIEMPO EN EL ESPACIO




Scott Kelly pasará 12 meses en el espacio, estos son los riesgos a los que se expone.


Foto de la Nasa tomada por el astronauta Chris Hadfield el 2 de abril de 2013


En mi última entrada os hablaba de la aventura espacial a la que se someterá el astronauta Scott Kelly durante 12 meses, en nombre de la ciencia. En ese artículo os adelantaba varios problemas para la salud, provocados tanto por la ingravidez como por la exposición a la radiación cósmica, que pondrán a prueba su estado físico. Entre ellos se encuentran la pérdida de masa muscular y densidad ósea, así como la aparición de problemas de visión. Sin embargo esos tres problemas (tal vez los más graves) no son los únicos. Sigue leyendo y descubrirás cómo cambia el cuerpo humano (para peor) cuando se somete a un vuelo espacial de larga duración.

1 Estira tu espina dorsal

De media los astronautas crecen hasta un 3% en el espacio. Eso significa que una persona que en tierra midiese 1,70 metros, crecería 5 centímetros en el espacio. El crecimiento viene producido por la ausencia de gravedad, que permite que los discos blandos que se sitúan entre las vértebras se relajen y expandan (tal y como sucede con un muelle al que se libera de la presión). Al llegar a tierra, los astronautas tardan unos meses en recuperar su estatura habitual.

2 Convierte tus músculos en gelatina

Otro de los problemas provocados por la ausencia de gravedad. Al no ser necesarios los músculos para soportar tu peso, en el espacio estos comienzan de forma inmediata a encogerse y a liberarse del tejido extra que ya no necesitan. Por eso, de cara a su regreso a la Tierra, resulta primordial que los astronautas de la ISS realicen ejercicios, durante al menos dos horas al día, mientras dure su estancia en el espacio.

3 Hace que tu cara se hinche

Nuestros cuerpos se componen principalmente de agua. La gravedad en la Tierra empuja de esa agua hacia abajo, por lo que lo habitual es que la gente que retenga líquidos sufra de inflamaciones en las extremidades inferiores. Sin embargo, cerca de la gravedad cero, los líquidos se dispersan de forma más equilibrada por el cuerpo. Por eso los rostros de los astronautas parecen más regordetes de lo normal, mientras que sus piernas parecen más delgadas.

4 Te hace perder densidad ósea

Otro de los problemas más serios que asaltan a los astronautas. Por cada mes de estancia en el espacio, un ser humano puede perder alrededor de un 1% de densidad ósea a no ser que haga ejercicio de forma regular. Eso hace que cuando regresan a la Tierra sean mucho más susceptibles de sufrir fracturas, al igual que les sucede normalmente a los aquejados de osteoporosis. Para minimizar este efecto resulta crucial tanto el ejercicio como una buena nutrición, especialmente si como Scott Kelly planean pasar un año allá arriba.

5 Puede provocarte problemas de visión

Un estudio ocular realizado en 2013 por la NASA con 27 astronautas (todos los cuales habían pasado una media de 108 días a bordo de la ISS), mostró que muchos de ellos presentaban anormalidades en los ojos una vez regresaron del espacio. Las resonancias magnéticas mostraron distensiones alrededor de los nervios ópticos de nueve astronautas, y los globos oculares de otros seis se habían aplanado. Ninguno de estos problemas es alarmante ya que los astronautas no tuvieron problemas serios de visión, no obstante la NASA aún tiene que dar con la causa de estos problemas.

6 Te desordena el sistema inmunológico

Un estudio de 2014 afirma que vivir en el espacio puede debilitar el sistema inmunológico. Para Brian Crucian, experto en inmunología de la NASA, la causa de este debilitamiento puede venir de cosas como la radiación, los microbios, el estrés, la microgravedad, la alteración en los ciclos de sueño y el aislamiento.

El problema por tanto, tal y como afirma Crucian, es que "alargar demasiado las estancias en el espacio puede posiblemente incrementar el riesgo de infecciones, hipersensibilidad, o problemas autoinmunes de los astronautas". Resumiendo, si vas a pasar mucho tiempo en el espacio corres riesgo de ponerte enfermo incluso por patógenos que permanecen latentes en tu interior, como el del sarampión.


La magnífica vista desde la Cupola de la ISS7 Arruina tus ciclos de sueño


Reconozcámoslo, atarse para dormir a una bolsa cada noche (es un decir, la luz siempre está encendida) mientras tus brazos tienden a flotar y tu cabeza se va hacia adelante, no debe ser muy cómodo. (El propio Chris Hadfield habló del asunto ). Incluso aunque te coloques un antifaz, de vez en cuando verás chisporroteos que iluminan toda la estación, son los rayos cósmicos. Por todo ello, a pesar de que la agenda de los astronautas dedique 8 horas y media cada día a dormir, existen estudios que afirman que lo normal es que duerman solo seis.

7 Echa por tierra tu coordinación

Después de una estancia de 6 meses en microgravedad, los astronautas definitivamente pierden la noción de aquello que nos enseñaron en Barrio Sésamo con tanto ahínco: arriba y abajo. Cuando uno se acostumbra a trabajar en los vestíbulos de la ISS, donde no se distingue entre techo y suelo, volver a tierra y emplear solo los pies para desplazarse puede ser un tanto confuso.

8 Desajusta tus sentidos

La presión varía en el espacio, de modo que también los fluidos de tu cuerpo varían cuando estás en microgravedad. Ya habíamos hablado de que los rostros de los astronautas se hinchan por ello. Bien, pues puedes imaginarse como afecta a la mucosidad. Es lógico entonces que la congestión sea un problema allá arriba, de hecho es como si padecieras un resfriado crónico o alergias de algún tipo. ¿Y qué tiene que ver esto con tus sentidos? Piensa en el olfato y en su pariente cercano, el gusto. En microgravedad muchos astronautas afirman que las cosas no saben igual, de modo que suele echarle a su comida aditivos con sabor y especias picantes. 

9 Le cobra un peaje a tu psiquis

En la ISS los astronautas se encuentran literalmente "a un mundo de distancia" de todo cuanto les es familiar. Por desgracia, cuando se encuentran bajos de moral no pueden hacer la maleta y abandonar la casa, como si se tratara de Gran Hermano. Antes de subir al espacio, se somete a los astronautas a pruebas psicológicas muy rigurosas (nadie quiere que se cuele un Andreas Lubitz).

El principal problema y riesgo para la salud mental allá arriba es la sensación de aislamiento y confinamiento. Combinado con los antes mencionados problemas de privación del sueño, la ausencia de la agradable sensación de la gravedad y el embotamiento de los sentidos puede dar lugar a problemas psicológicos. Cuanto más larga sea la estancia mayores serán los riesgos. De hecho muchos astronautas han definido su experiencia en el espacio como lo más duro que han hecho nunca.

10 Pone a prueba la nutrición

No tener acceso a los nutrientes adecuados puede empeorar cualquiera de los 10 efectos mencionados anteriormente. La vitamina D es una gran preocupación para los astronautas, ya que no pueden obtenerla de forma natural al no estar expuestos a la luz del sol.

El estrés oxidativo es mucho mayor en el espacio, por lo que los astronautas necesitan muchos antioxidantes. Además, el vuelo espacial también cambia el metabolismo del hierro, elevando los niveles en sangre de este mineral ya que el número de glóbulos rojos de los astronautas decrece. Para mantenerse sanos los astronautas deben controlar cada semana la toma de alimentos y asegurarse de que reciben los niveles correctos de nutrientes.

11 Te expone a la peligrosa radiación cósmica

Por desgracia la radiación cósmica no te dará superpoderes como les pasa a "Los Cuatro Fantásticos". Una dosis de esta radiación puede rasgar tu ADN y provocar daños que terminen por conducir a un cáncer, cataratas u otras enfermedades. En la Tierra, la atmósfera del planeta actúa como un campo de fuerza que nos protege contra el 99% de esta peligrosa radiación. Sin embargo, los astronautas no cuentan con esta protección en el espacio, por lo que su exposición a este peligro es 30 veces superior según la ESA.

Para tener el peligro controlado, cada astronauta porta un dosímetro que mide los niveles de radiación a los que se ven expuestos durante su estancia en la ISS. Este dato resulta crucial para sus carreras como astronautas, y la duración de las misiones futuras de cada uno de ellos se decide en función a este dato.

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