Arrecife de coral formado por especies del género Orbicella
Los corales están, por decirlo de una manera suave, en una situación muy complicada. El aumento de temperatura y de dióxido de carbono en los océanos supone un peligro muy serio para muchas especies, y los arrecifes de coral cada vez cubren menos superficie. Por eso resulta una buena noticia la publicación de un artículo que explica que algunas especies se pueden adaptar al cambio climático y recuperar el terreno perdido, aunque sólo en parte.
El estudio se centra únicamente en un género, y uno muy particular. Se trata de Orbicella, que cuenta con una diversidad genética muy amplia, lo que le permite adaptarse a los cambios en su entorno. La buena noticia es que no es el único género, sólo el único que se ha estudiado. Pero también hay noticias no tan buenas.
Vamos a empezar por explicar por qué es importante la amplia diversidad de Orbicella. Cuanta mayor sea la diversidad genética, más posibilidades hay de que una especie se adapte a los cambios. Al haber más variantes para cada gen, alguno servirá para las nuevas condiciones.
El problema está en que esta diversidad no se mantiene. Cuando las condiciones empeoran para una especie y la supervivencia de los individuos se ve afectada, la diversidad genética cae. Las poblaciones dejan de tener un gran número de alternativas genéticas, y si las condiciones vuelven a cambiar, pierden capacidad de adaptarse.
A este hecho se le denomina “cuello de botella genético” – genetic bottleneck en inglés. Y puede suponer un grave problema… salvo que la especie sepa reponerse de él. Los mecanismos genéticos y moleculares son demasiado complejos como para explicarlos en este post. Pero yendo únicamente a las consecuencias, en algunos casos se vuelve a niveles de diversidad que permiten una amplia gama de adaptaciones.
¿Cómo se sabe qué especies cuentan con esta capacidad y cuáles no? Estudiando la historia evolutiva de especies, géneros y familias biológicas. Lo que ocurrió en tiempos pasados nos da una idea bastante fiable de lo que puede ocurrir en el futuro. La historia informa la predicción, que se dice en ocasiones.
Y la historia evolutiva de Orbicella invita al optimismo. En el último caso en que se dio un cambio radical en las condiciones del planeta, este género sufrió como el resto. Pero fue capaz de recuperarse, y de aprovechar la disminución de competencia. Su diversidad genética bajó, y pasó por una etapa de cuello de botella. Pero recuperó diversidad, y ahora se encuentra preparada para adaptarse a los cambios.
Por desgracia, las malas noticias – bueno, digamos “no tan buenas” noticias – empiezan ahora. Es cierto que Orbicella se adaptó al último cambio. En ese caso fue una glaciación, lo que ya supone un cambio importante. Pero además, fue un proceso que tuvo lugar a lo largo de medio millón de años. 500.000 años. No un cambio tan rápido como el que está teniendo lugar. Esto obliga a tomarnos el optimismo con una sana dosis de recelo. Pero no dejan de ser buenas noticias.
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