Hace poco más de un mes os hablaba en este blog de las andanzas de un equipo de biólogos marinos, que están explorando las aguas del Golfo de Mexico con la ayuda de un pequeño submarino que dirigen por control remoto. El EVNautilus, nos sorprendió en aquella ocasión captando imágenes de una adorable criatura, y ahora han vuelto a impresionarnos al visitar un área mortífera del lecho marino al que ellos llaman “el jacuzzi de la muerte”.
Los investigadores del Programa de Exploración Nautilus han subido algunas fotos a su web de esta balsa de salmuera de 25 metros de anchura, situada a mil metros de profundidad bajo la superficie del mar.
No debe serprendernos otro de los nombre con los que se refieren a este curioso lugar: “el jacuzzi de la desesperación”, que según veis en la imagen superior cuenta incluso con una especie de “orilla” formada por segmentos que atrapan a las balsas rellenas de salmuera.
Los investigadores, que exploran con sonar las formaciones del fondo marino, advirtieron una extraña forma similar a un cráter en el lecho oceánico, por lo que enviaron al pequeño robot a explorar de cerca la zona.
Lo que encontraron, tras una hora de descenso, fue una trampa natural en la que cualquier forma de vida que tenga el infortunio de caer (habitualmente cangrejos de la zona béntica), perece dejando tras de si un cadáver momificado por la sal.
La balsa de salmuera tiene una temperatura superior a la del agua que hay sobre ella, de ahí que le hayan llamado “jacuzzi”. En palabras de Scott Wankkel, uno de los científicos de la expedición, que trabaja para la Institución Oceanográfica Woods Hole: “La zona es cálida, pero súper salada. Cuando una criatura cae en su interior muere, y su cadáver queda conservado en escabeche”.
En la web Seeker dan algo más de información acerca de la ubicación de esta laguna salina submarina, que parece encontrarse a un día de navegación de Nueva Orleans.
El nivel de salinidad de esta laguna es 4 o 5 veces superior al del agua colindante. Como resultado, la salmuera se asienta en el lecho marino creando una especie de caldera de compuestos químicos tóxicos entre los que se incluyen el gas metano y el sufuro de hidrógeno, que no se mezclan con el agua de los alrededores.
Recordaros que podéis seguir los hallazgos de esta expedición, dirigida por el doctor Robert Ballard, a través de su cuenta en twitter @EVNautilus.
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