Las 7 maravillas del Sistema Solar
Por supuesto, aún queda mucho para que el turismo espacial nos permita contemplar otras grandes maravillas que nos rodean, incluso dentro de nuestro propio vecindario estelar.
Pero, mientras soñamos con esos pasajes espaciales podríamos recopilar una pequeña guía con las siete maravillas naturales que ningún viajero debería perderse.
La gran mancha roja de Júpiter
Una de las costumbres más arraigadas en el ser humano es la querencia por lo grande. Nos gusta visitar los altos rascacielos, las enormes catedrales o las impresionantes pirámides, así que si tenemos que empezar nuestro viaje solar seguramente la primera decisión sea Júpiter, y su gran mancha roja.
Esta imagen fue tomada en 1979 por la sonda Voyager I y a pesar de que han pasado casi 40 años desde entonces sigue siendo una de las más impactantes que podamos tomar en nuestro viaje. Una espectacular tormenta con vientos superiores a los 400 kilómetros por hora que llevan soplando más de tres siglos y cuyo tamaño podría albergar perfectamente dos tierras.
Un eclipse en Saturno
En alguna ocasión, y ante la impresionante belleza de alguna imagen astronómica, los expertos se ven en la obligación de aclarar si se trata de una fotografía real o de una visión artística. En el caso de este artículo hemos de adelantar que las imágenes de las 7 maravillas del sistema solar que utilizamos son reales y no un producto de la edición o retoque fotográfico. Sobre todo en esta increíble captura de un eclipse de Sol visto por la sonda Cassini desde Saturno.
El hexágono de Saturno
No nos vamos todavía del gigante de los anillos puesto que en su Polo Norte ocurre un proceso atmosférico único en todo el Sistema Solar. A principios de la década de los ’80 la Voyager 2 nos dio algunas pistas de lo que estaba ocurriendo pero no pudimos confirmar el fenómeno hasta la llegada de las concluyentes imágenes del Telescopio Hubble una década más tarde. Como es de imaginar las mejores imágenes las hemos obtenido, a partir del 2006, con la llegada de Cassini que nos muestra esta estructura de nubes en forma de vórtice en el punto más septentrional del planeta.
El Sistema de anillos de Urano
Mucho menos famosos que los célebres anillos que engalanan Saturno, el planeta descubierto por William Herschel nos ha sorprendido recientemente con un sistema anular propio. Sí, el gaseoso y azulado Urano también tiene sus anillos pero hasta la llegada del Hubble no pudimos observarlos con total claridad.
La dificultad radica principalmente en que son más oscuros y tenues que los de Saturno y, sobre todo, porque apenas tienen unos kilómetros de grosor. En la actualidad conocemos 13 anillos compuestos de partículas de hielo y polvo que oscilan entre unos centímetros y varios metros.
La mancha de Neptuno
Otro de los gigantes gaseosos más fascinantes de nuestro sistema solar es Neptuno que ofrece una majestuosa vista de color azul intenso gracias a una atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno y helio. Su meteorología es de locos, con vientos que superan fácilmente los 600 kilómetros por hora.
Neptuno también posee una gran mancha a la altura de su ecuador y que, igual que Júpiter, también es una espectacular tormenta… con una diferencia: Los vientos que allí se producen pueden alcanzar velocidades de 2400 kilómetros por hora.
El Valles Marineris de Marte
Y si aquí en la Tierra el Gran Cañón del Colorado recibe anualmente millones de visitas, podéis imaginaros la expectación que supondría poder visitar el verdadero Gran Cañón de nuestro Sistema Solar: El Valles Marineris en Marte.
Sus dimensiones son apabullantes: 4500 km de longitud, 200 km de anchura y 11 km de profundidad en su punto máximo. Una cicatriz que literalmente recorre la superficie marciana y que nos permite adivinar el intrincado pasado geológico de un planeta como Marte.
El Monte Olimpo
Para finalizar con esta personal selección de las siete maravillas naturales de nuestro Sistema Solar os recomiendo la mayor escalada que podréis realizar en vuestra vida: El Monte Olimpus en Marte.
Abarca una superficie de más de 300000 kilómetros cuadrados y se eleva hasta alcanzar una altura superior a los 21 kilómetros, casi tres veces nuestro impresionante Everest.
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