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lunes, 7 de noviembre de 2016

LA PUERTA DEL INFIERNO DE DARVAZA SIGUE ARDIENDO 45 AÑOS DESPUES







A medio camino entre Europa y Asia se encuentra Turkmenistán, un árido país donde más del 70% de su extensión corresponde al gran desierto del Karakum y en el que su principal riqueza, grandes bolsas de gas y petróleo, se encuentra escondida debajo del subsuelo.

A principios de la década de los ’70, cuando el estado pertenecía aún a la URSS, un equipo de geólogos soviéticos se encontraba en el interior de una gruta realizando una serie de prospecciones en busca de combustibles fósiles. Durante aquellas excavaciones el techo colapsó repentinamente dejando un enorme agujero en la superficie y dejando libre el gas natural del yacimiento.

El resultado de aquel accidente minero fue un gigantesco cráter de casi 70 metros de diámetro y 30 metros de profundidad que dejaba escapar gas natural a un ritmo constante. Tras analizar el problema los técnicos soviéticos decidieron prender fuego a las emanaciones, pensando que en unos días el combustible se agotaría y el asunto concluiría.

Han pasado ya 45 años desde aquel lejano 1971 y el incendio aún continúa…




Con el paso del tiempo, y aprovechando que la sima se encuentra cerca del pequeño pueblo de Darvaza (que en turcomano significa “Puerta”), esta ardiente formación accidental ha tomado el nombre de Puerta del Infierno, algo perfectamente comprensible si tenemos en cuenta que la temperatura del interior del cráter se acerca a los 400 ºC.


Durante todo este tiempo el gobierno turcomano ha realizado varios intentos de apaciguar el fuego de Darvaza pero al no conseguir su propósito ha terminado dejando el lugar tal y como está durante más de cuatro décadas. 

En un principio podríamos pensar que la idea de prender fuego a la sima de Darvaza fue un error sin embargo hay que saber que sus implicaciones medioambientales son menos perjudiciales que si se dejase escapar el gas natural a la atmósfera. Lo que nosotros conocemos como “gas natural” está compuesto en un 97% de metano, un gas que ejerce un potente efecto invernadero por lo que, de las opciones posibles, quemarlo es paradójicamente menos dañino que dejarlo libre.




En 2010, y ante el plan general de aumentar la producción de gas natural explotando otros depósitos cercanos a Darvaza, el gobierno de Turkmenistán dio orden de sellar la cueva para evitar que afectara a los futuros yacimientos en esa zona. 

Mientras tanto, y ante la imposibilidad de controlar el escape, el lugar se ha convertido en un curioso destino turístico acogiendo a más de 12.000 visitantes cada año.

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