Un estudio genético revela que una migración masiva de este pueblo transformó Europa en la edad del bronce.
Sepulcro típico de la cultura Yamna encontrada en Volgogrado. (Crédito imagen: Wikipedia).
Para los nazis, los arios fueron los conquistadores del mundo antiguo, una raza de guerreros esbeltos de piel blanca y pelo rubio que llegó desde oriente. Fantasía racial pura y dura, claro está. Hoy, tras leer un trabajo genético sobre la gran migración que colonizó el centro y norte de Europa hace 5.000 años con pobladores provenientes de lo que hoy es Ucrania, me he preguntado que habrían pensado los fanáticos del régimen de Hitler al descubrir que los alemanes actuales (entre otros europeos) deben su lengua, su apariencia física, su capacidad para digerir la lactosa, e incluso su conocimiento de tecnologías como la rueda, a los Yamnaya, una misteriosa tribu llegada desde los Urales.
La edad del bronce en Eurasia (entre el 3000 y el 1000 a.C.) fue un periodo de cambios mayúsculos. Sin embargo, existe un debate sobre si estos cambios se originaron por la circulación de las ideas o bien por las migraciones humanas, lo cual habría facilitado la expansión de las lenguas y ciertos rasgos fenotípicos. Ahora, un equipo de investigadores liderados por Morten Allentoft, del Museo de Historia Natural de Copenhague, cree haber acabado con el debate a favor de la segunda opción, las migraciones humanas fueron las responsables de los revolucionarios cambios sucedidos durante el tercer milenio antes de Cristo.
Mapa cultural de Europa en la edad del bronce. (Crédito: Wikipedia).
La investigación se realizó analizando y secuenciando genomas de 101 restos humanos de la época encontrados por toda Eurasia. Los resultados muestran que efectivamente la edad del bronce fue un período de gran dinamismo que implicó migraciones humanas a gran escala, a las que debemos buena parte de las estructuras demográficas actuales tanto en Europa como en Asia. Los resultados de este trabajo concuerdan punto por punto con la teoría de la expansión de los lenguajes indo-europeos al comienzo de la edad del bronce.
En efecto, migraciones masivas llegadas desde las estepas del Cáucaso y tierras pertenecientes en la actualidad a Rusia, de humanos pertenecientes a la así llamada cultura Yamna (iamna significa "hoyo" en ucraniano y ruso, en referencia a los sepulcros donde enterraban a sus muertos), protagonizaron uno de los movimientos de población más significativos de la historia de Europa, y transformaron para siempre las lenguas y la cultura del viejo continente.
Desafortunadamente un estudio genético nunca podrá explicar las causas por las que un pueblo inicialmente considerado sedentario, se decidió a migrar a occidente, remplazando a los antiguos granjeros y cazadores-recolectores neolíticos, que poblaban el norte y centro de Europa desde hacía miles de años. Lo que si explica, por ejemplo, es por qué el gen de la tolerancia a la lactosa, que permite a los adultos digerir el azúcar de la leche, sigue siendo más prevalente en el norte de Europa que en ninguna otra parte del mundo.
Los Yamna introdujeron probablemente también los genes de los ojos marrones, la piel pálida y la alta estatura en las poblaciones del norte de Europa en el tercer milenio antes de Cristo. Hasta su llegada, los habitantes de estas zonas eran más bajos, de ojos azules y de piel más oscura.
Tal y como comenta el profesor Kristian Kristiansen, arqueólogo de la Universidad de Gothenburg: "Las viejas culturas neolíticas de granjeros, fueron remplazadas por una percepción completamente nueva de la familia, la propiedad y la identidad.Algunos arqueólogos, entre los que me encuentro, compartimos la opinión de que estos cambios se produjeron como resultado de migraciones masivas".
El estudio sugiere además que los Yamnaya se extendieron también hacia oriente, donde ocuparon partes de Asia central, si bien estas poblaciones fueron remplazadas finalmente por asiáticos llegados del este hace unos 2.000 años.
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