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lunes, 16 de mayo de 2016

¿QUE SUCEDERÍA SI NO EXISTIESE JÚPITER EN NUESTRO SISTEMA SOLAR?







¿Qué sucedería si no existiese Júpiter en nuestro sistema solar? Esta es la hipótesis que los chicos del canal educativo Life Noggin han decido abordar en su último vídeo. En primer lugar ¿sabéis que vivimos en un sistema planetario muy extraño? Pues así es, al menos si lo comparamos con lo que los astrónomos suelen descubrir cuando inician la caza de exoplanetas orbitando a otras estrellas. Hasta el momento, los astrónomos han descubierto unos pocos miles de planetas alrededor de otros soles, y lo cierto es que esos exosistemas son muy diferentes al nuestro, ya que parece que en la mayoría, los planetas gigantes orbitan mucho más cerca de su estrella de lo que lo está Mercurio de nuestro sol.

En 1995 por ejemplo, se descubrió un planeta llamado 51 pegasi D, con una masa equivalente a la mitad de Júpiter pero 20 veces más cerca de su estrella que la distancia entre la Tierra y el sol (1 UA o unidad astronómica). A esta clase de planetas se les suele denominar “Júpiter calientes” y son muy normales en la galaxia, aunque curiosamente en nuestro sistema los planetas gigantes están mucho más lejos del sol. ¿Por qué? Lo cierto es que los investigadores no tienen ni idea.

Uno de los trabajos de los científicos consiste en crear hipótesis que más tarde, las evidencias podrán – o no – confirmar, así que vamos a especular un poquito. Para algunos astrónomos es probable que en los inicios de nuestro sistema solar, Júpiter no estuviera donde está ahora. En aquel tiempo, el sol estaría rodeado de varios planetas rocosos gigantes tipo Súper-Tierra. Pero entonces, de algún modo, Júpiter se movió en dirección al sol y su enorme tirón gravitatorio hizo que todas estas súper-tierras comenzaran a chocar entre si formando una nebulosa de escombros.

Parte de esa masa fue a parar al sol, y el resto quedó órbitando como asteroides a su alrededor. Sin embargo, la posterior formación de Saturno hizo que Júpiter se moviera hacia el exterior del sistema solar, y entonces, aquellos escombros se vieron libres de su tiranía gravitatoria y comenzaron a coalescer formando los cuatro pequeños planetas rocosos que nos enseñaron en la escuela: Mercurio, Venus, La Tierra y Marte. Esta hipótesis explicaría por qué los planetas interiores son más jóvenes que los gigantes gaseosos.

Si esta teoría resultase cierta, deberíamos agradecer a Júpiter ser el “matón del barrio”, porque en ese caso si la Tierra está aquí es gracias a su paseo por el interior del sistema. De ese modo, la vida en nuestro planeta tal y como la conocemos podría ser obra indirecta de Júpiter. Pero ahí no acaba la cosa. Muchos astrónomos creen que el papel que juega el mayor de los planetas de nuestro sistema solar sigue resultando fundamental para la vida en la Tierra, ya que su enorme masa suele atraer a los cometas y asteroides, que terminan por impactar contra él a razón de entre una y cinco veces al mes según estimaciones recientes. Y siempre es mejor que choquen contra él que contra nosotros ¿no?

Así que la próxima vez que tu hijo recite de carrerilla la lista de los planetas, párale cuando llegue a Júpiter y explícale que sin esa enorme bola de gas rojiza en el vecindario, es probable que él nunca hubiera existido.

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