EL MENSAJE DE FÁTIMA
El 13 de Octubre de 1917, después de una serie de apariciones, la Virgen Santísima se presentó por última vez a los pastorcillos de Fátima: Lucía, Jacinta y Francisco.
La Madre de Dios reveló a Lucía éste mensaje de gran importancia para el futuro de la humanidad entera y entregó como prueba de su autenticidad divina el “Milagro del Sol” visto por millones de personas.
El mensaje, que se divide en tres partes, fue llevado a Roma y la Iglesia decidió mantener en secreto la tercer parte. Se esperaba la divulgación para el año 1960 a través del Papa, pero la espera fue decepcionada. Empero, el diario alemán “Neues Europa” del 15 de octubre de 1963, afirmó conocer -a través de una indiscreción diplomática- que el “documento” habría sido enviado por la autoridad vaticana a los diplomáticos de los EE.UU., la ex U.R.S.S. e Inglaterra, considerando que el conocimiento de éste mensaje era necesario -mejor aún, indispensable- para el buen resultado de la convención concerniente a la cesación de los experimentos nucleares.
En 1965, a pedido de una dama de la orden de San Vincenzo, fue publicado por el semanal “El Burgués” del 9 de septiembre, y sucesivamente también “El Heraldo de San Antonio” lo publicó el 15 de Mayo de 1975. La autenticidad de éste mensaje no fue nunca desmentida por el Vaticano.
Primera Parte:
"La Virgen nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar bajo la tierra. Inmerso en aquel fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronce, con forma humana, que fluctuaban en el incendio llevados por la llamas que salían de si mismas, junto a nubes de humo cayendo por todas partes (parecido al caer de las chispas en un gran incendio) sin ningún equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que causaban horror y hacían temblar de miedo. Los demonios se reconocían por las formas horribles y semejantes a animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros. Esta visión duró un momento, y gracias a nuestra buena Madre del Cielo que primero nos previno con la promesa de llevarnos al Cielo (en la primera aparición), de otra manera creo que hubiéramos muerto de terror”.
Segunda Parte:
"Habéis visto el Infierno donde caen las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado. Si hacen lo que os diré, muchas almas llegarían a salvarse y tendrían paz. La guerra está por terminar (se trata de la primera guerra mundial 1914-1918); pero si no dejan de ofender a Dios, durante el pontificado de Pío XI comenzará otra aún peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida (Lucía considera que la “extraordinaria” aurora boreal en la noche del 25 de Enero de 1938 era la señal de Dios para el inicio de la guerra), sabed que es el gran signo que Dios os da de que está por castigar al mundo por sus crímenes a través de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla he suplicado la consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado y a la comunión reparadora de los primeros sábados (ésta promesa de retornar se produjo el 10 de Diciembre de 1925, cuando la Virgen se le aparece a Lucía en Pontevedra, España). Si aceptan Mi requerimiento, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, desparramará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho por sufrir, varias naciones serán destruidas. Finalmente, Mi Corazón Inmaculado triunfará, el Santo Padre Me consagrará Rusia, que se convertirá, (¿están dadas las condiciones para la consagración de Rusia y, en consecuencia, para su conversión, así como lo pide la Madre de Dios?. Lucía manifestó su opinión contraria, así continuaremos sufriendo las consecuencias del comunismo ateo, que en las manos de Dios es un flagelo para castigar al mundo por sus pecados), y será concedido al mundo un período de paz” (ésta promesa está condicionada pero se cumplirá. Somos nosotros los que no conocemos el día en que esto ocurrirá).
Tercer Secreto de Fátima:
"No tengas temor, querida pequeña. Soy la Madre de Dios, que te habla y te pide que hagas público para el mundo entero el presente mensaje. Haciéndolo encontrarás fuertes resistencias. Escucha bien y pon atención a lo que te digo:
Los hombres deben corregirse. Con humildes súplicas, deben pedir perdón por los pecados cometidos y que pudiesen cometer. Tú deseas que yo te de una señal para que cada uno acepte mis palabras que, por tu intermedio, digo al género humano. Has visto el prodigio del sol y todos, creyentes, incrédulos, campesinos, ciudadanos, sabios, periodistas, laicos, sacerdotes, todos lo han visto. Y ahora proclama en mi nombre:
Un gran castigo caerá sobre el género humano entero, no hoy, ni mañana, sino en la segunda mitad del siglo xx. Ya se lo había revelado a los niños Melania y Maximino, en “La Salette”, y hoy te lo repito a ti porque el género humano ha pecado y pisoteado el presente que le otorgará. En ninguna parte del mundo hay orden y Satanás reina sobre los mas altos puestos determinando el andar de las cosas.
Él, efectivamente, logrará introducirse hasta la cúspide de la iglesia; tratará de seducir a los espíiritus de los grandes científicos que inventan las armas, con las cuales será posible destruir en pocos minutos gran parte de la humanidad. Tendrá en su poder a los poderosos que gobiernan a los pueblos y los instará a fabricar una enorme cantidad de estas armas. Y si la humanidad no se opusiese, estaré obligada a dejar libre el brazo de mi Hijo. Entonces vendrá el dia en que Dios castigará a los hombres con tal severidad, como no lo hiciera con el diluvio.
Vendrá el tiempo de todos los tiempos y el fin de todos los fines si la humanidad no se convierte, y si todo quedase como hasta ahora, o peor, agravándose mayormente, los grandes y los poderosos perecerán junto a los chicos y a los débiles. También para la Iglesia vendrá el tiempo de su mas grande prueba: cardinales se opondrán a cardenales; obispos a obispos; Satanás caminará en medio de sus filas y en Roma habrá cambios. Lo que está podrido caera y lo que caerá nunca se levantará. La Iglesia será ofuscada y el mundo envuelto por el terror. Tiempo vendrá que ningún rey, emperador, cardenal u obispo esperará a Aquél que vendrá, pero para castigar según los designios de mi Padre.
Una gran guerra se desencadenará en la segunda mitad del siglo XX. Fuego y humo caerán del cielo, las aguas de los océanos se convertirán en vapor y la espuma se alzaráa desordenando, y todo se hundirá. Millones y millones de hombres perecerán de hora en hora, y aquellos que queden con vida envidiarán a los muertos. Por todas las partes a las que se vuelva la mirada, habrá angustia, miseria, ruinas en todos los países. ¿ves? el tiempo se avecina cada vez mas y el abismo de alarga sin esperanza. los buenos pereceran junto a los malos, los grandes con los chicos, los principes de la iglesia con sus fieles y los reyes con sus pueblos.
Habrá muerte por todas partes a causa de los errores cometidos por los insensatos y por los partidarios de Satanás, el que entonces, y solo entonces, reinará sobre el mundo. Al final, cuando aquellos que sobrevivan a cada evento queden aun con vida, proclamarán nuevamente a Dios y a Su gloria y Lo servirán como en otro tiempo, cuando el mundo no era así de pervertido. Ve, mi pequeña, y proclámalo. Yo a tal fin estaré siempre a tu lado para ayudarte”.
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