Dicen que los barcos se hunden por patrones de viento anormales, o que es a causa de remolinos, otros indican que son campos magnéticos que provocan descargas eléctricas (truenos), mientras que otros llegan a conclusiones más siniestras o misteriosas
Muchos buques se hunden en aguas del Templo Laoye. Este es un fenómeno que ha ocurrido desde tiempos antiguos, se han perdido miles de barcos de pesca, transportistas de carga y buques militares. Muchos se hunden sin causa aparente, en absoluto, solo son succionados hacia el fondo del abismo.
A esta área en el flanco este del lago Poyang, en la provincia de Jiangxi de China, también se le conoce como “aguas de la muerte”, “cuernos del diablo”, y “Triángulo de las Bermudas de Oriente”. Algunos dicen que los barcos se hunden por patrones de viento anormales, otros dicen que es a causa de remolinos, otros dicen que son campos magnéticos que provocan descargas eléctricas (truenos), mientras que otros llegan a conclusiones más siniestras o misteriosas. De todos modos, estas aguas están entre las más traicioneras del mundo.
El Templo Laoye se asienta frente a un canal de 24 kilómetros de agua que conecta el lago Poyang, el mayor lago de agua dulce en China, con el punto de salida al río Ganjiang. Se encuentra entre 28,22 - 29.45 grados de latitud N, aproximadamente la misma que la del Triángulo de las Bermudas en el Caribe. Para ir desde el río Yangtze hacia el Delta del Río Perla en vías navegables interiores, se pasa de viaje a través del lago Poyang. Para atravesar el lago Poyang debe ir a través de este canal, que se estrecha aguas abajo, de una apertura de 15 a 3 kilómetros en línea recta, frente al templo; es la única manera de llegar hasta allí. Del mismo modo, estas notorias aguas han sido una importante ruta de transporte desde los días del antiguo comercio de porcelana de China.
El 16 de abril de 1945, una nave japonesa de transporte llamada Kobe Maru, transportaba más de 200 efectivos a través de las aguas del Templo Laoye en un día calmado soleado y brillante. Su bodega estaba llena de botines, antigüedades, pinturas, oro, plata y perlas. De repente, el tiempo se puso espantoso, y se levantó una inmensa marea, rompiendo la nave en pedazos y absorbiéndola hacia las profundidades del lago. Tan pronto como el barco había desaparecido, el tiempo mejoró, los vientos cesaron, y el Sol brillaba de nuevo como si nada hubiera sucedido. La marina japonesa envió inmediatamente un equipo de rescate bajo el mando del Coronel Tomohisa. El lago estaba a sólo 30 metros de profundidad en esa época del año, y siete buzos bajaron en busca de su tesoro en la nave perdida. El coronel fue el único hombre en regresar. A pesar de volverse un hombre muy cambiado; los informes señalan que luego de eso estaba inconsciente, sufrió una severa pérdida de memoria, y posteriormente fue registrado como loco.
En el verano de 1946, después de que los japoneses habían sido expulsados de China, y la guerra había terminado, el gobierno nacionalista de China, invitó al buzo y experto consumado salvavidas estadounidense, Edward Boer (o Bolton, dependiendo de la fuente), para que fuera de Poyang para buscar los restos del Kobe Maru. Se pueden perder barcos con tesoros, pero rara vez son olvidados. Los despojos estaban sentados a sólo 30 metros por debajo de la superficie del lago, y de cualquier forma, debía haber sido fácil la recolección.
Pero después de meses de buceo y la pérdida de dos buzos, la búsqueda no reveló nada. Boer (Bolton) se negó a hablar sobre lo que había ocurrido hasta que publicó el relato de Medio Ambiente Noticias de las Naciones Unidas, 40 años después. Dijo que durante una inmersión su equipo fue asaltado por una deslumbrante luz brillante y un sonido chirriante agudo proveniente de las profundidades del agua. El lago, según él, se sentía como si estuviera temblando, y él se detuvo en una vorágine. Se mareó momentáneamente y perdió el conocimiento, pero pronto despertó sobresaltado al golpear un arrecife. Se desplomó sin poder hacer nada y vio como una luz brillante giraba en el fondo del lago succionando a los otros buzos. Ellos jamás fueron vistos de nuevo.
En un período de treinta años, a principios de 1960 y finales de 1980, más de 200 barcos se han hundido en aguas del Templo Laoye, matando a 1.600 personas, y dejando sólo a 30 sobrevivientes; se dice que posteriormente todos ellos quedaron locos.
A finales de 1970, la gente de esta región construyó tres represas en el lago Poyang; una de ellas, cerca al Templo Laoye era de 609,6 metros de largo, 48,7 metros de ancho, y se elevaba casi a 15 metros por encima de la superficie del agua. Una noche desapareció sin un solo rastro ni sonido.
En la década de 1980, la armada del PLA envió una expedición al Temple Laoye para ver qué podían encontrar. Volvieron con las manos vacías. Insatisfechos con este resultado, el capitán Shen Dahai, optó por hacer una inmersión final. No regresó. Afirman que su cuerpo fue encontrado al día siguiente en Changba Shan Lake, que está a 15 kilómetros de allí, y al parecer no se conecta con las aguas en las que se zambulló.
El 3 de agosto de 1985, trece buques de carga, entre ellos uno que pesaba 2.000 toneladas, mientras cruzaban a través de las aguas del Templo Laoye. Azotó una tormenta de destellos, y se hundieron todos los barcos, uno tras otro. Los equipos de rescate no pudieron encontrar ni una pizca.
Todavía siguen hundiéndose barcos en las aguas del Templo Laoye. El abad del Templo cuenta una historia de cómo el 5 de marzo de 2010, un día tranquilo y soleado, un barco de 1.000.000 kilogramos se hundió justo en la orilla. Nadie ha descubierto aún la causa.
“Recuerdo un día en el invierno de 2001”, un marinero local llamado Wang Fangren dijo a La Gran Época, “Estábamos en medio del lago, al principio todo parecía estar bien, pero de repente el clima cambió abruptamente. Las olas eran tan fuertes que nuestro barco no pudo acercarse a la orilla del lago. De pronto, se hundió uno de los barcos que transportaban arena”.
“No ha pasado un solo año que haya ocurrido un naufragio, y los esfuerzos por rescatar los restos, fracasaron todos”, dijo un aldeano local.
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