Un diseñador gráfico sueco llamado Oskar Pernefeldt propone una bandera para el planeta Tierra.
Astronauta plantando en Marte la bandera de la Tierra. (Crédito imagen: Oskar Pernefeldt).Cualquier extraterrestre que contemplase desde la seguridad de su nave, la histórica plantada de bandera de Armstrong y Aldrin sobre la luna en 1969, acto simbólico que cerró la carrera espacial entre EE.UU. y la URSS, podría pensar que aquella lámina repleta de barras y estrellas representaba al planeta Tierra. Todos sabemos que no es así, y que de hecho ni siquiera la bandera de las Naciones Unidas representa a todo el planeta (pregúntenle a un Saharaui, a un Taiwanés o a un Kosovar). A pesar de la ausencia de una bandera que nos represente a todos, el joven diseñador gráfico Oskar Pernefeldt, de nacionalidad sueca, ha tratado de imaginar cómo sería esa bandera si alguien le pidiera diseñarla para plantarla en Marte, en nombre de toda la humanidad. Esta es su propuesta.
En vista de los cambios constantes en la distribución política del planeta, con países que desaparecen (Yugoslavia, Checoslovaquia) y otros que desean aparecer (Tíbet, Sahara), parece distante el díaen que el planeta alcance un grado de unión tan grande como para que una enseña nos abandere a todos. No obstante siempre existirá el ideal en el horizonte. ¿Quién no sueña con una humanidad unida que emprenda de forma conjunta la conquista del sistema solar primero, y de la Vía Láctea después?
Para que dicho momento no nos pille desprevenidos, Oskar Pernefeldt ha iniciado un proyecto llamado La Bandera Internacional del planeta Tierra, repleto de hermosas y utópicas imágenes. En ellas, el diseñador imagina como sería un acontecimiento deportivo (basándose en una imagen del Camp Nou, por cierto), la sala de una rueda de prensa, o el histórico momento en que un astronauta pisa Marte.
Propuesta para la bandera de la Tierra de Oskar PernefeldtPor lo que puedo leer, la bandera toma el color azul del planeta tal y como se observa desde el espacio. Desde el punto de vista gráfico, Pernefeldt considera a este color perfecto ya que destaca igual de bien contra el blanco de los trajes de los astronautas, que enfrentado al negro del espacio. En cuanto al diseño simbólico, formado por siete anillos entrelazados (tal vez un guiño a la tradicional separación anglosajona del mundo en siete continentes), trata de representar una flor. Con ello el autor trata de homenajear a todas las formas de vida de la Tierra, así como a las interrelaciones entre las especies animales y vegetales.
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