La nave rusa Progress sigue girando sin control y caerá dentro de unos días a la Tierra
Se estima que haga su reentrada entre el 05 y el 11 de mayo.
Aspecto de la Progress rusa
El 28 de abril a las 07:09 hora UTC la Agencia espacial rusa Roscosmos lanzaba desde sus instalaciones de Baikonur la nave Progress M-27M utilizando un cohete Soyuz-2-1A, una versión actualizada de los conocidos lanzadores Soyuz.
El objetivo de la misión era reabastecer de combustible y otros víveres a la Estación Espacial Internacional. En concreto la Progress llevaba unos 2.357 kilogramos de carga útil de los cuales más de la mitad correspondía a combustible, tanto para el módulo Zvezdá como para las maniobras de “reboot” de la ISS (maniobras para elevar la órbita de la estación).
Así mismo transportaba oxígeno, alimentos, medicamentos, productos para la higiene, instrumental científico e informático y, como curiosidad, también llevaba a bordo una reproducción de la bandera de la victoria para conmemorar el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo los ingenieros rusos pronto se dieron cuenta de que algo no funcionaba bien puesto que a los nueve minutos del lanzamiento los datos indicaban que la Progress no había alcanzado la órbita prevista.
En su lugar la nave se encontraba girando sin control y sin responder a los intentos de estabilizarla desde el mando en Tierra, tal y cómo se puede ver en el siguiente video procedente de la nave:
Tras diversos intentos infructuosos de comunicarse con la nave la agencia rusa dio por perdida la misión y dejó a su suerte a la Progress M-27M, estimando su reentrada fuera de control a la Tierra para los próximos días, previsiblemente entre el 05 y el 11 de mayo.
Infografía de las partes de la Progress
A partir de aquí surgen innumerables cuestiones sobre qué es lo que ha podido suceder y sobre todo, el peligro que puede suponer la caída de esta nave a la Tierra.
¿Qué ha podido ocurrir?
Dos de las webs más fiables en el tema (Space.com en inglés, y Eureka en español) coinciden en la prudencia que se debe guardar durante los primeros días y antes de que se realice una investigación oficial. La hipótesis que más peso está tomando es que el control de tierra perdió la telemetría de la tercera etapa del cohete, justo antes de que se iniciase la fase de separación de la nave.
La misión tuvo la siguiente secuencia: El despegue desde Baikonur se realizó en principio sin problemas y a los dos minutos tuvo lugar la célebre “Cruz de Koroliov” que consiste en la separación de la primera etapa de cohetes. Poco después, a los cinco minutos, llega el turno de la separación de la segunda etapa, y tan solo unos segundos después comienza la separación de la tercera etapa, momento en el cual comienzan a detectarse los primeros problemas.
¿Supone un peligro la reentrada a la Tierra?
En los próximos días se conocerán datos más precisos de la localización y el momento exactos donde tendrá lugar la reentrada y para ello hay que tener en cuenta varios aspectos:
Esta nave no cuenta con escudo térmico lo cual facilitará su desintegración debido al rozamiento en las capas altas de la atmósfera. Además, la mayoría de la carga es combustible lo cual ayudará a su combustión durante la reentrada y los expertos prevén que la nave se desintegre sin dificultades.
No obstante, ante una nave de este tamaño y con más de 4 toneladas de peso no se puede descartar totalmente que algún fragmento de gran tamaño consiga resistir la reentrada e impacte en la superficie.
¿Cómo afecta a la ISS la pérdida del cargamento?
Por supuesto no es una buena noticia para los astronautas de la Estación que además no llevan una buena racha porque esta nave rusa sin control se suma al lanzamiento fallido de otra nave de carga que en octubre del año pasado estalló a los pocos segundos de despegar desde Virginia.
En ningún momento se ha dudado de la capacidad de la ISS para seguir manteniendo su órbita correcta (reboots incluídos) puesto que aún cuentan con reservas suficientes para continuar con su actividad habitual. Eso sí, después de dos errores casi consecutivos, los ingenieros responsables de las próximas misiones de carga deberán estar más atentos a cualquier mínimo fallo.
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