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martes, 19 de julio de 2016

LA FASCINANTE Y DIFÍCIL CONQUISTA DE L1







Un sistema de tres cuerpos orbitando, como lo es el de la Tierra, la Luna y el Sol, ofrece cinco posiciones (conocidas como puntos de Lagrange) en los que la gravedad de esos cuerpos se compensa y en donde podríamos alojar pequeños objetos que permanecerán estables. En la actualidad, estos puntos de Lagrange son utilizados frecuentemente para colocar telescopios espaciales o satélites, pero en teoría podrían servir para muchas otras cosas, como por ejemplo una pequeña base de abastecimiento o incluso una estación espacial habitada.

Este es, a grandes rasgos, el plan de ULA (United Launch Alliance) para las próximas dos o tres décadas: Conseguir una infraestructura que permita extraer recursos naturales de la Luna y aprovechar las ventajas gravitatorias del punto de Lagrange L1.

La misión lleva por nombre Cislunar-1000 Vision, y su objetivo sería obtener esos recursos lunares, como por ejemplo agua extraída del hielo que existe en los polos de la Luna, para procesarlo y convertirlo en combustible, en este caso hidrógeno y oxígeno líquidos.




Es un ambicioso plan que necesitará enviar al espacio a más de mil personas en los próximos treinta años ha levantado una considerable expectación pero también ha planteado fascinantes cuestiones, así como numerosas dudas…

En primer lugar hay que indicar que, al contrario que otros estrafalarios planes diseñados por personas o empresas de poca credibilidad, United Launch Alliance es uno de los gigantes de la exploración aeroespacial, responsable de más de cien lanzamientos de satélites para NASA y el Departamento de Defensa.

Sin embargo, la enorme envergadura de Cislunar-1000 Vision obliga a revisar algunos aspectos de esta misión que no quedan nada claros, comenzando por el hecho de que no sabemos exactamente cuánto hielo existe en los polos lunares para hacer que la idea sea rentable. En realidad ni siquiera sabemos si será fácil extraerlo o, lo que parece muy probable, necesitaríamos un sistema de depuradoras para limpiarlo de regolito lunar, por no hablar de que finalmente también se deberá instalar una planta de producción para conseguir el combustible.

El resultado se transportaría hasta el punto de Langrange L1 mediante cargueros XEUS, módulos lunares que pueden viajar en automático sin necesidad de tripulación y se acoplaría a una etapa ACES que almacenaría el combustible y lo llevaría a órbitas comerciales para abastecer cohetes y sondas privadas.




El astrofísico Daniel Marín, uno de los divulgadores más conocidos en temas aeroespaciales, también se muestra muy escéptico en su análisis de la misión. Conquistar una zona tan ventajosa y estratégica como el punto Lagrange L1 es sin duda un gigantesco reto tecnológico y económico, y no parece que ULA cuente con todas las cartas necesarias para esta mano…

Los costes económicos son disparatados, y Marín considera que las posibilidades de que esta misión realmente se lleve a cabo (total o parcialmente) son muy bajas. No obstante representa una interesante tentativa, aunque solo sea en papel, para conquistar una zona como L1 que a buen seguro representará un enclave fundamental para el futuro espacial de la humanidad.

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