El mundo se sobresaltaba hace dos días con la noticia: una fuerte señal de radio(véase imagen superior) proveniente de una estrella cercana, disparaba el interés de nuevo entre los científicos ante la supuesta detección de evidencias de la presencia de una civilización avanzada extraterrestre.
Los medios de todo el planeta recogieron el evento. El radiotelescopio ruso, el RATAN-600, había detectado una fuerte señal originada en la estrella HD164595, situada a unos 95 años luz de distancia, lo que en términos astronómicos es tanto como decir “nuestro patio trasero”.
HD164595 es una estrella en secuencia principal bastante similar a nuestro sol, si bien algo más antigua. Los cazadores de exoplanetas ya habían estudiado este astro, del que se sabe que, al menos, tiene un planeta de un tamaño similar a nuestro Neptuno, aunque podría tener más. La señal se captó en mayo de 2015, pero por extrañas razones este hecho no se ha hecho público hasta ahora.
Pese a que ningún periódico se atrevió a hablar abiertamente de que la señal probase la existencia de una civilización extraterrestre, lo cierto es que todos abordaban esta posibilidad. La noticia despertó el interés del Instituto Seti (dirigido por nuestro buen amigo Seth Shostak, quien hace un par de años habló ya de la inminencia del contactocon una inteligencia extraterrestre) hasta tal punto que han iniciado su propio seguimiento a HD164595 con la matriz de telescopios Allen.
Se espera que la IAA (Asociación Astronómica Internacional) estudie el asunto durante su congreso anual, que tendrá lugar en Guadalajara (México) el próximo 27 de septiembre.
- Sobre estas líneas: radiotelescopio RATAN-600
Sin embargo, esta supuesta “noticia bomba” ha despertado mucho escepticismoentre los científicos por varias razones, entre las que se incluye el incumplimiento de los cauces oficiales previstos para hacer público el hallazgo. Si los periódicos de medio mundo se han hecho eco de esta señal es gracias a Paul Gilster, autor de la webCentauri Dreams, quien escribió sobre el asunto el pasado 27 de agosto tras haberrecibido un correo electrónico de uno de los científicos que la estudiaba.
Según explica Jill Tarter en declaraciones a Gizmodo, lo correcto habría sido seguir los protocolos desarrollados estos últimos años, en los que prima el sentido común, antes de hacer el anuncio. Y dichos protocolos hablan de detectar “varias veces” una señal anómala proveniente de un único lugar bien determinado. Ninguno de estos requerimientos básicos parece haberse dado.
Además, los investigadores rusos responsables del hallazgo, deberían haberlo hecho público de forma inmediata a otros miembros de la comunidad científica internacional para que se hubiera podido organizar una monitorización global de esta estrella. Sin embargo esto no se hizo, esperando demasiado y tal vez perdiendo una oportunidad de determinar mejor el origen de la señal.
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