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lunes, 12 de septiembre de 2016

PROYECTO GÉNESIS: UN PLAN PARA LLEVAR VIDA A OTROS PLANETAS







En apenas dos décadas hemos descubierto miles de planetas desconocidos fuera de nuestro Sistema Solar, algunos de ellos incluso ofrecen numerosas pistas que nos indican que podrían ser hábitats con condiciones favorables para la vida. En total el número potencial de posibles planetas que podrían existir en el Universo es verdaderamente gigantesco, y aún así todavía no hemos sido capaces de encontrar rastro de vida en esa inmensidad.

Como muchos sabéis la ciencia y la tecnología no solo tratan y estudian lo que podemos hacer en la actualidad sino también de lo que, en alguna medida, podríamos hacer en el futuro, cuando nuestros avances y capacidades se desarrollen. Pensar y adelantarse a esas tecnologías hace que surjan cuestiones fascinantes sobre cómo será nuestro mundo dentro de unas décadas.




Uno de estos proyectos futuristas, que plantea más preguntas que respuestas, es el impulsado por el profesor Claudius Gros del Instituto de Física Teórica de la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt. Su nombre es revelador, Proyecto GENESIS, y aunque sus planteamientos sean hoy por hoy simple ciencia ficción ha publicado un completo estudio titulado “Desarrollando ecosferas en planetas intermitentemente habitables”.

Gros explica que el plazo temporal en el que un planeta es potencialmente habitable es limitado. En la mayoría de exoplanetas las condiciones favorables ocurren durante un periodo corto de tiempo y una de las más recurrentes respuestas a la cuestión de por qué no hemos encontrado aún vida fuera de la Tierra puede deberse a que no siempre le da tiempo a desarrollarse.

Nuestro planeta (y nosotros con él) hemos tenido mucha suerte. Desde la formación de la Tierra, hace ya aproximadamente 4.600 millones de años, la vida se ha desarrollado de forma casi continuada. Sin embargo, la mayor parte de este periodo nos encontramos con formas predominantemente microscópicas, básicas, unicelulares y solo en los últimos 500 millones evolucionó a hasta algo que pudiéramos llamar “animal”. De hecho, desde la aparición del primer ser al que podamos llamar propiamente vivo (LUCA) hasta la explosión cámbrica de la vida pasaron 4000 millones de años.

El investigador de la Universidad de Frankfurt simplemente se pregunta si no podríamos ayudar a la evolución, saltándonos ese largo trecho de miles de millones de años, en planetas que quizá no tengan tanto tiempo para desarrollar vida…

Por supuesto, el planteamiento de Gros deja abiertas numerosas cuestiones, algunas en el plano filosófico, como quién somos nosotros para ir sembrando vida por el Universo o incluso reflexiones más inquietantes sobre si a alguien se le ocurrió hacer algo parecido por aquí hace 4.500 millones de años…

La misión completa consistiría en enviar una misión no tripulada que transportaría hasta el planeta elegido un laboratorio que sintetizaría organismos unicelulares que se adaptaran a las condiciones de ese planeta específico. Una vez en el planeta el laboratorio, quizá podría tratarse de un rover tipo Curiosity, depositaría los organismos que, con mucha suerte, iniciarían su propia andadura en un nuevo lugar del Universo.



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