Imagen facilitada por la NASA que muestra la mancha verde en el mar provocada por la erupción volcánica de la isla de El Hierro.
Las Palmas de Gran Canaria, 10 ene (EFE).- La erupción de El Hierro transformó el mar de Las Calmas en una mancha verdosa y pestilente de decenas de kilómetros de longitud divisable sin problemas desde el espacio, toda una nube submarina de azufre a la que ahora acaban de ponerle dimensiones: tres millones de toneladas.
La revista "Earth and Planetary Science Letters" publica en su número de diciembre el último de los estudios que ha generado la primera erupción submarina que la vulcanología ha tenido la oportunidad de seguir en directo, vigilada minuto a minuto, en toda la historia de esta ciencia: el nacimiento del volcán Tagoro.
El Instituto Español de Oceanografía, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Agencia Nacional de los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) dieron a conocer el pasado mes de mayo que la erupción de El Hierro había provocado enormes emisiones submarinas de dióxido de carbono (CO2), que llegaron a elevar más de un 20 por ciento la acidez de las aguas más cercanas al volcán.
Los cálculos que manejaban esas tres instituciones apuntaban que la milésima parte del CO2 expulsado por todos los volcanes de la Tierra aquel año procedía de la erupción que comenzó el 10 de octubre de 2011 a unas pocas millas al sur de La Restinga.
Cuatro investigadores de las universidades de la Ciudad de Nueva York (CUNY), McGill de Montreal (Canadá) y Bremen (Alemania) y de la Institución Oceanográfica de Woods Hole (EEUU) precisan ahora más esas cifras, con un análisis de los gases que contenía el tipo de lava expulsada por el volcán de El Hierro que les permite afirmar que Tagoro emitió entre 1,3 y 2,1 millones de toneladas de CO2 y entre 1,8 y 2,9 millones de toneladas de compuestos de azufre.
Este último elemento fue clave en la confirmación de la erupción en sus primeros momentos. Cuando todavía había expertos que ponían en duda que aquello que detectaban los sismógrafos en los fondos marinos de El Hierro fuera el nacimiento de un volcán, la aparición de dos manchas verdes el 11 de octubre zanjó cualquier debate.
Y a la postre, proporcionó la imagen por la que se recordará durante años al volcán de El Hierro: la gigantesca mancha verde que durante meses se extendió por el Atlántico y que retrataron varios satélites de la NASA, agencia que escogió una de esas instantáneas como imagen del año 2012 (la tomada el 10 de febrero por el EO-1).
El vulcanólogo de la Escuela de Ciencias Ambientales y de la Tierra de la CUNY Marc-Antoine Longpré y los otros tres firmantes del trabajo subrayan que las cifras que ofrecen sobre emanaciones de gases deben tomarse como "mínimos", sobre todo en el caso del CO2.
Este equipo estima que el CO2 emitido por Tagoro equivale a entre el 1 y el 7 por ciento de todo el que expulsan a los océanos las islas volcánicas y las cordilleras submarinas, y que el volumen de sulfuros que liberó ronda el 1 o el 2 % de las emisiones anuales.
Esas cifras pueden parecer "modestas", apuntan, pero corroboran que los cuatro meses de erupción de Tagoro "transfirieron a la superficie cantidades significativas de sustancias volátiles".
De hecho, subrayan que nunca antes habían medido en otro volcán marino concentraciones de CO2 en la lava como las que observaron en El Hierro, que están al nivel de las que generan en tierra firme volcanes como el Etna, en Italia, o el Erebus, en la Antártida.
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