Que las capas de hielo que cubren grandes zonas – glaciares, la Antártida y Groenlandia – están desapareciendo a un ritmo superior al deseable es una mala noticia, pero no es sorprendente. El hecho de que en Groenlandia se haya perdido más hielo del que se había calculado hasta ahora sí lo es. Porque un siete por ciento puede no parecer mucho, y sin embargo lo es. Hablamos de 20 Gigatoneladas de hielo, una cantidad abrumadora.
Pero, ¿cómo es posible que se haya cometido un error así? Porque, tal y como se explica en un artículo reciente, no se trata de un error de estimación si no de medición. Vaya, que no es que se haya fundido más hielo del que se esperaba, es que hay menos hielo del que se ha medido.
Cuando se mide la cantidad de hielo perdido, se hace por elevación. Se compara cuánto medía la columna de hielo en un momento dado con la actualidad. El problema es que la roca sobre la que se situaba el hielo ha subido, y está más arriba de lo que estaba, falseando los datos.
Esto es posible debido a la zona geológica en la que se encuentra Groenlandia. La corteza terrestre – la zona del planeta donde vivimos los seres humanos, y el resto de seres vivos – es completamente sólida. Pero debajo de ella hay situaciones muy diversas, desde zonas prácticamente líquidas – bueno, más o menos – hasta zonas sólidas.
Debajo de Groenlandia hay una “zona caliente” o hotspot magmático. Estos puntos son regiones donde aflora la roca fundida en forma de magma como la de los volcanes. De hecho, ambos están relacionados, y en las “zonas calientes” es donde encontramos los volcanes activos.
Así que la roca sobre la que se sitúa el hielo “flota” sobre magma. Y el hielo pesa. De hecho, el hielo glaciar se conoce como hielo azul, y es más denso que el normal. Al ir situando capas de hielo una encima de la anterior, estas se compactan y pierden aire, ganando en densidad.
El peso del hielo azul “empuja” la roca madre hacia abajo, hundiéndola en el magma. Pero al desaparecer el hielo, la roca vuelve a subir. De ahí viene la desviación de las medidas, y la sorpresa ante los datos de los investigadores.
Al menos ya tenemos los datos reales, y no se volverá a cometer el mismo error. Y las medidas necesarias para protegernos del deshielo y la subida del nivel del mar serán más precisas… si llegan a tiempo.
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