El siglo XXI ha sido bautizado a efectos científicos como “el del cerebro”. Desde los tiempos en que Cajal descubrió como las neuronas se conectaban entre si formando un enrejado extraordinariamente complejo y hasta nuestros días, la ciencia ha desvelado muchos de los secretos del órgano en el que reside nuestra conciencia, nuestros recuerdos y nuestro raciocinio. Sin embargo, aún estamos comenzando a comprender el funcionamiento especializado de muchas de sus áreas, lo que nos servirá para crear mapas detallados de todas sus funciones. Sin duda un trabajo “enrevesado”, cuya dificultad salta a la vista cuando uno contempla la imagen superior: el mapa de conexiones cerebrales más grande creado hasta la fecha.
El lío de filamentos similares a cables de la imagen que abre la noticia, que podría recordar a un nido de pájaro adornado con bayas de colores, es en realidad el mapa más grande creado hasta la fecha de las conexiones entre neuronas. ¿Humanas? No, en este caso hablamos de200 neuronas del córtex visual de un ratón, que muestran unas 1300 conexiones entre ellas, o sinapsis.
Para realizar este mapa los investigadores emplearon un microscopio de electrones, que fue tomando millones de imágenes nanoscópicas de un pedacito de tejido cerebral no más grande que una mota de polvo, a la que se dividió en 3700 láminas. Luego, un equipo de “anotadores” fue rastreando digitalmente las proyecciones larguiruchas de las sinapsis, uniendo las de las diferentes láminas, para crear en conjunto un mapa en tres dimensiones.
El mapa, una vez completado, reveló algunas pistas interesantes sobre el modo en que se “cablea” el cerebro de un ratón. Algunas neuronas que responden a estímulos visuales similares, como por ejemplo barras verticales u horizontales, tienen más probabilidad de conectarse entre sí que de unirse a otras neuronas que desempeñan funciones diferentes. Por cierto, las bayas de colores que mencionaba antes, son en realidadlas neuronas. Los científicos las han coloreado de forma distinta en función a su sensibilidad a varias orientaciones de líneas.
Como os decía al principio, esto es solo el comienzo y los científicos están aún en pañales. Con el paso del tiempo, lograremos automatizar los procesos del mapeado de estas redes neuronales, tanto en ratones como en humanos. Y cuando eso suceda, los científicos podrán aprender el modo en que las estructuras del cerebro nos permiten percibir, recordar, pensar y hasta sentir cosas como el asombro, que es lo que esta imagen me ha provocado a mi.
El trabajo del equipo científico, liderado por Wei-Chung Allen Lee, acaba de publicarse en la revista Nature.
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