Hace 44 años, exactamente el 16 de noviembre de 1974, desde el enorme plato de 305 metros de diámetro que sirve como “oreja” al radio telescopio de Arecibo(Puerto Rico), que por aquel entonces era el mayor del mundo (hoy en día tal honor recae en el RATAN 600), la humanidad envió un icónico mensaje a los extraterrestres.
De izquierda a derecha, mensaje de Arecibo (1974) en código binario, pixelado y coloreado. (Crédito imagen Radio Telescopio Arecibo).Más
Por si acaso fueran a escucharnos, se decidió enviar el mensaje al Cúmulo Globular M13, un grupo de estrellas situado a 25.000 años luz de distancia en la dirección de la constelación de Hércules. El mensaje, enviado en código binario, contenía una imagen en estilo 8 bits que seguramente hará despertar la nostalgia entre los primeros usuarios de la microinformática (ZX Spectrum.)
Si algún día los extraterrestres logran decodificarlo, encontrarán información sensible sobre a raza humana, como por ejemplo un esquema de la estructura del ADN, un gráfico de nuestro Sistema Solar, e incluso la silueta de un humano.
Al comienzo del post os decía que el mensaje es icónico, lo cual se debe en parte al prestigio y renombre de dos de sus coautores, mi idolatrado Carl Sagan, y el autor de la famosa ecuación que lleva su nombre: Frank Drake.
Juntos diseñaron un mensaje de radio que tardó aproximadamente tres minutos en emitirse, y que tenía una extensión exacta de 1.679 dígitos binarios. El número no es baladí, ya que resulta ser un semiprimo (obtenido por el múltiplo de dos primos: 23 y 73). El mensaje mostraba la forma en que contamos los humanos (en decimal) así como el número atómico de los elementos que conforman nuestro ADN. También incluía un gráfico del propio radiotelescopio de Arecibo.
En realidad, el así llamado mensaje de Arecibo respondió más a un fin publicitario que científico, y es que obviamente no tiene mucho sentido quedar a la espera de respuesta, si esta va a tardar 50.000 años en llegar (si es que llega). El propio Donald Campbell, profesor de astronomía en la Universidad Cornell que investigaba en Arecibo por aquel entonces lo reconoce: “fue estrictamente un suceso simbólico para mostrar lo que podíamos hacer”.
Y por qué os hablo de este archiconocido mensaje 44 años más tarde, os preguntaréis. Bien, la razón es que los nuevos dirigentes de esta enorme instalación puertorriqueña quieren inspirar a los chavales del presente, al igual que Sagan, Drake y sus colegas hicieron con los niños de mi generación.
Carl Sagan y Frank Drake – crédito imagen Instituto SETI
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