Tras 20 años de trabajo, la sonda Cassini, que se ha dedicado a desvelar los secretos de Saturno, se ha desintegrado en la atmósfera del planeta. La nave ha utilizado el poco combustible que le quedaba para transmitir datos hasta el último momento antes de perder el control y desaparecer.
La NASA había planificado cuidadosamente este ‘suicidio’ para evitar contaminar las lunas de Saturno que podrían albergar vida, tal y como ha mostrado Cassini en su largo periplo.
La misión comenzó en el año 1997 y fue la primera que se centraba en explorar el sexto planeta del sistema solar y sus anillos. La sonda se centró en uno de los satélites, Encélado, donde sobrevoló el polo sur y atravesó las fumarolas que brotan de sus géiseres. Ahora su legado son las decenas de instantáneas que tomó durante dos décadas.
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