El viaje de New Horizons no ha terminado, te desvelamos su próximo objetivo.
Representación artística de New Horizons
Sin duda ha sido la misión espacial más fascinante del año. El pasado 14 de julio, y después de diez años de larga travesía por el Sistema Solar, la sonda New Horizons realizaba su sobrevuelo sobre Plutón y Caronte dejándonos imágenes para la Historia.
Por supuesto aún quedan muchos datos por enviar almacenados en sus discos duros de memoria que iremos recogiendo a lo largo de estos próximos meses, sin embargo para todos aquellos que penséis que el trabajo de New Horizons se ha terminado y que su destino a partir de ahora es alejarse en la oscura profundidad del espacio… estáis muy equivocados.
La distancia de Plutón a la Tierra varía mucho en función de su excéntrica órbita, en estos momentos se encuentra a aproximadamente 5.000 millones de kilómetros de nosotros por lo que el viaje de la sonda hasta alcanzar el planeta enano ha durado ocho años.
2014 MU69, rodeado por círculos verdes, mientras se desplaza por el cielo nocturno. Imagen Hubble ESA/NASA
Ahora la NASA le ha encontrado un nuevo objetivo dentro de la miríada de cuerpos que componen el Cinturón de Kuiper. Se llama 2014 MU69 y es un cuerpo rocoso de unos 45 kilómetros de diámetro situado a otros 1.500 millones de kilómetros de Plutón, una distancia que llevará otros cuatro años recorrer.
Por supuesto, alcanzar este nuevo objetivo no será tarea fácil y New Horizons, a finales de octubre de este mismo año, deberá realizar varias maniobras de corrección en su trayectoria hasta tomar el rumbo correcto.
Trayectoria de New Horizons hacia su próximo objetivo
Son numerosas las razones por las que NASA ha elegido precisamente este objeto, entre ellas la proximidad a Plutón que ahorrará combustible a New Horizons dejando así reservas para utilizar en caso de emergencia o errores imprevistos. Se estima que si la misión opera correctamente, New Horizons alcanzaría su objetivo a principios de 2019.
Además, 2014 MU69 es un cuerpo muy interesante desde el punto de vista científico. Su formación se remonta a los inicios de nuestro Sistema Solar y apenas ha sufrido cambios desde entonces.
A esa antigüedad se une el hecho de que al estar tan alejado del Sol tan solo recibe levemente su calor lo que ayuda a preservar, como si de un congelador se tratara, los elementos primigenios con los que se formó, ayudándonos así a comprender mejor cómo se formaron los millones de objetos que orbitan en el Cinturón de Kuiper y nos traslada a los inicios de nuestro propio Sistema Solar.
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