Si construyen una represa y sacan toda el agua, el lago se secará. Sufrirán miles de personas. De este lago depende mucha gente.
El lago Turkana, localizado entre Kenia y Etiopía y considerado el mayor del desierto, se encuentra en peligro. Los planes del Gobierno etíope de construir una presa hidroeléctrica, la pesca industrial y los cultivos de caña amenazan con su supervivencia y la de las tribus que habitan la región desde hace cientos de años.
La principal fuente hídrica del lago Turkana, el río Omo, ha sido el principal objetivo de las grandes industrias hidroeléctricas etíopes. La construcción de una represa en las inmediaciones de este disminuiría enormemente el flujo de agua hacia el lago afectando no solo el ecosistema, sino también a sus habitantes, que en su mayoría viven de la pesca, señala Neil Shea en su artículo para la revista National Geographic.
“Si construyen una represa y sacan todo el agua, el lago se secará. Sufrirán miles de personas. De este lago depende mucha gente”, expresa Abdul Raziq, habitante de la zona.
A esta situación se suma el incremento de las plantaciones de caña de azúcar y algodón, que ha contribuido en la disminución del volumen de agua. Para su sostenimiento se requieren altas cantidades del líquido elemento, que gradualmente han generado sequías.
Por su parte, el Gobierno de Kenia rehúsa intervenir en los planes de desarrollo de Etiopía a pesar de los esfuerzos de sus habitantes y la intervención de ingenieros hidrólogos para impedir la industrialización a orillas del Omo.
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