El número de víctimas mortales por el terremoto de magnitud 6,2 en la escala de Richter registrado en Italia en la madrugada del miércoles ha ascendido a 247, según han informado las autoridades locales.
Protección Civil ha detallado que entre las víctimas figuran 190 muertos en la comuna de Reatino, en la provincia de Rieto, y otros 57 en Ascolano, en la región de Marcas, tal y como ha recogido el diario ‘La Repubblica’.
El organismo ha advertido de que el balance de víctimas podría ser superior al del seísmo registrado el 6 de abril de 2009 en L'Aquila, que tuvo una magnitud de 6,3 y dejó más de 300 muertos.
Los equipos de socorristas se aprestaban a una larga noche de búsqueda, conscientes que corrían contra el reloj para hallar y rescatar con vida a las personas atrapadas bajo los escombros hace 24 horas.
Según fuentes de prensa al menos cien personas seguían sin aparecer y probablemente han quedado sepultadas vivas y unas 2.000 resultan damnificadas.
Entre las víctimas figuran muchos niños, así como una familia entera, padre, madre y dos hijos, que por horas los socorristas intentaron salvar.
Decenas de bomberos, policías y voluntarios trabajan horas y horas sin descanso en las pequeñas localidades de Amatrice y Accumoli, en la región del Lacio, y Arquata del Tronto, en la región de Marcas.
Las tres lucian arrasadas y transformadas en montañas de escombros donde sólamente sobresalian algunas pocas construcciones aún en pie.
El terremoto, que se sintió en Roma y Venecia, despertó a la población a las 3:30 (hora local) y desde entonces se han registrado cerca de 200 réplicas.
El epicentro fue localizado cerca de Norcia, una ciudad de la región de Umbría, a unos 150 km de Roma, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Los heridos más graves fueron evacuados a la capital de la provincia, Rieti, así como a hospitales de Roma y Florencia en helicópteros.
Las autoridades decidieron movilizar al ejército para las labores de rescate, queresultan particularmente complicadas debido a que se trata de pequeñas localidades de montaña y para garantizar la seguridad de la población por la temida llegada de ladrones.
Durante toda la jornada residentes y voluntarios excavaron entre nubes de polvo e inclusive con las propias manos las montañas de piedras y pedazos de edificios y casas reventadas por el movimiento telúrico.
Perros expertos en rastrear personas y los teléfonos móviles han servido para ubicar personas entre los escombros.
Los habitantes de las localidades más afectadas se preparaban a pasar su primera noche a la intemperie, mientras las autoridades disponían los cuerpos en parques y jardines cubiertos por mantas y sábanas improvisadas.
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